google-site-verification: google32c01629c0d6a2ce.html Raros y bizarros: Japoneses en España, 2: Génesis del primer encuentro oficial hispano-japonés.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Japoneses en España, 2: Génesis del primer encuentro oficial hispano-japonés.



El bautismo de Hasekura Tsunenaga.

Siguiendo la conmemoración de las vísperas del 400 aniversario de las relaciones comerciales entre España y Japón, aún estaríamos a tiempo de preparar una gran superproducción cinematográfica (si el dinero lo pusiera Japón, claro). Y si hay una epopeya que lo merece sería la de las peripecias de Hasekura Rokuemon Tsunenaga y su séquito en su desafortunado viaje a Europa, porque esta historia lo tiene todo. Tsunenaga fue un héroe y un antihéroe a la vez. Fue un triunfador por su esfuerzo y coraje, y un perdedor por las desgracias de su mala fortuna. Si las adversidades no me acompañasen como al esforzado samurái yo le haría su película, pero ya bastante tengo con llegar a fin de mes como gesta personal.
Desde que terminó la 2ª Guerra Mundial, tras una meritoria recuperación, Japón tiene un periodo de paz y de estabilidad económica muy notable, que hace que veamos a los japoneses como gente muy educada, muy pacífica, muy sonriente y que todo el día se hacen reverencias. Y es verdad. Pero no es menos cierto que también tienen por detrás una tremebunda historia llena de guerras intestinas, cruentas luchas por el poder, ambiciones e intrigas. Así que esto, junto con el paralelismo histórico del código del honor de las órdenes de caballería y los samuráis, es otro de los motivos por el que los españoles y los japoneses nos parecemos.
En cualquier caso uno de los aspectos extraños de esta historia es que no he encontrado ningún libro escrito en español que relate esta gesta. A pesar de que está documentada por crónicas europeas de la época, e imagino que también deben conservarse fuentes originales desde el lado japonés. De hecho sólo he encontrado una obra específica de estos acontecimientos escrita en un idioma occidental, en italiano:

·        Da Sendai a Roma. Un'ambasceria giapponese a Paolo V” de Giuseppe Pittau. (1990)

Aunque también es cierto que existen otros tratados, aunque con criterios más amplios, que describen el periodo y las relaciones de japoneses y europeos en general en esta época, aunque igualmente escritas por autores de otros países, como “Quand le Japon se ouvrit ave monde” de Francis Marcouin y Keiko Omoto (francés y japonés), o “The Christian Century in Japan, 1549–1650” de C.R Boxer (norteamericano).

Pero por otro lado, sobre todo en las últimas décadas, sí ha existido un gran interés sobre estos hechos desde la parte japonesa. Quizás la más conocida sea la novela El Samurái de Shûsaku Endô (遠藤 周作). Aunque también se han publicado obras de carácter más historiográfico. Como un catálogo del Museo de la Ciudad de Sendai, imagino que en torno a una exposición de 2001, llamado “La misión de Date Masamune a Roma de 1615” 国宝「慶長遣欧使節関係資料」. O un libro biográfico sobre "Hasekura Tsunenaga" de Takashi Gonoi, escrito en el año 2003.

Por todo esto considero que España tiene una cuenta pendiente a la hora de relatar este suceso, o al menos traducir y publicar lo que existe ya desde otros países.
Así pues, resumiendo, y sin pretender ser esto ese texto que sigue teniendo pendiente su escritura, lo que probablemente pasó fue más o menos esto:
El emperador Go-Mizunoo.
En Japón durante el período Edo, que transcurriría entre el 24 de marzo de 1603 hasta 3 de mayo de 1868 de nuestra era, simplificando, a grandes rasgos, el sistema político se estructuraba de la siguiente manera:
En lo alto de todo estaba el Emperador, que en esta época su poder era simbólico, espiritual, religioso. Como broma, haciendo un paralelismo con la actual Constitución Española, podríamos decir que el emperador imperaba, pero no gobernaba.
El de esta época se le llamó Go-Mizunoo (los emperadores tenían un nombre personal, Kotohito en este caso, un nombre oficial en vida y otro póstumo). Y del que podemos comentar, como curiosidad añadida, que se dice que sus dientes y su pelo son preservados como ofrenda. La verdad es que no sé dónde.
El shōgun Tokugawa Ieyasu.
En un teórico segundo lugar se situaba el shōgun, que desde nuestro punto de vista sería un caudillo militar, un “generalísimo” por encima de todos los demás generales. El poder militar y político real.
En el periodo que nos interesa el puesto lo detentaba Tokugawa Ieyasu, que de hecho fue el primer shōgun del Período Edo.
Y en último lugar, a modo de lo que en Europa era un señor feudal, se encontraban los daimyō, que sería una autoridad regional.
En nuestra historia, y gobernando el territorio de Sendai, el daimyō que nos ocupa sería Date Masamune, conocido como "Dragón de un solo ojo" (独眼竜 dokuganryū) ya que el pobre hombre estaba tuerto. Sendai, "La Ciudad de los Árboles”, había sido fundada por él mismo en nuestro año 1600.
Bueno, a ver, no me he vuelto loco, esto sigue siendo “Raros y bizarros”, la digresión esta es necesaria para entender la metedura de pata que significaría el viaje del bueno de Hasekura Tsunenaga, y el cómo y por qué llegaron a quedarse unos japoneses en Coria del Río en 1617…
Bien, dicho esto, sigo con el lío.
El daimyō Date Masamune.
Aquí la figura clave que es el motor de la historia no es Tsunenaga, ni el Emperador, ni siquiera el shōgun. Aquí quien hace que todo arranque sería el daimyō Date Masamune, ya que él sería el impulsor de este viaje diplomático. Donde podría surgir el debate o la duda histórica es en los motivos que le impulsaron a ello.
Date Masamune era un brillante militar, y todo indica que también era un hombre ambicioso. ¿Podía tener como referente a Oda Nobunaga, un célebre y poderoso shōgun, que unos años antes había acaparado mucho poder y glorias militares gracias a sus contactos con los portugueses que le habían proporcionados arcabuces?
Lo cierto es que Masamune, al igual que Nobunaga, profesó simpatía por los cristianos, quizás no tanto por su religión como por su procedencia, que podía aportarle armas de nueva tecnología y más poder. Y una providencial noticia le ayudaría.
El 12 de mayo de 1613 un fraile franciscano, Luis Sotelo, inaugura una iglesia en Edo (actual Tokio - 江戸 Edo, «estuario»). Y allí las autoridades de la zona lo arrestaron junto a otros siete cristianos japoneses. Lo más cinematográfico del encuentro sería que al enterarse Masamune que un fraile español estaba a punto de ser ajusticiado solicitó su indulto a cambio de hacerse cargo de él.
Luis Sotelo y Tsunenaga.
Masamune vio el cielo abierto cuando vio que tenía a un occidental de España, en aquel momento el Imperio más poderoso del mundo, ya que incluso Portugal, su viejo rival, ahora le pertenecía. Y el franciscano, Luis Sotelo, además de salvar la vida,  veía que esta era su oportunidad de poder fundar una diócesis en el Japón Septentrional, independiente de la de Funai (actual Nagasaki - 長崎市) que controlaban los jesuitas.
Así pues ambos hombres se encontraron y sintieron que tenían intereses cruzados, y que la colaboración entre ambos podría ser fructífera. Masamune podría establecer relaciones comerciales con España, a lo que Sotelo se comprometería a ayudarle, y el fraile tendría permiso y protección para fundar su diócesis. Con lo que planearon una misión diplomática con permiso del shōgun Tokugawa Ieyasu. Masamune, en su representación, pondría a un prestigioso samurái de confianza, Hasekura Rokuemon Tsunenaga, al que muy probablemente ya conocía de las invasiones japonesas de Corea.
Y esto es todo por hoy para poner en antecedentes los hechos, en el próximo “post” ya llegaremos al meollo de la cuestión de los japoneses de Coria del Río.
Pero para finalizar con alguna extravagancia más habitual de este blog, les enlazo con el desfile principal de “Parque España”, el único parque temático del mundo dedicado en exclusividad a España, como una muestra más de la fascinación que ambos países nos profesamos, que naturalmente se encuentra en la ciudad de Shima, Japón.




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