google-site-verification: google32c01629c0d6a2ce.html Raros y bizarros: Y Batman se hizo mujer. Batman, 2ª parte.

domingo, 13 de octubre de 2013

Y Batman se hizo mujer. Batman, 2ª parte.



“Batman”, la serie de los sesenta, nace desde el principio con una vocación abierta y voluntariamente camp y un poco transgresora, al convertir al personaje en un icono pop-naíf, ya que en ella había más de ironía y sátira sobre el personaje, y el género, que la visión de un ser oscuro y perturbado de sus seguidores más… serios. Pero aun así no era una explotación fraudulenta, que es lo suele ocurrir en estos casos, sino que contaba con todos los derechos legales y autorizados. Sin embargo, en el mismo año de la aparición de la serie, ya surge la primera explotación ilegítima: The Wild World of Batwoman, también conocida como She Was a Hippy Vampire (“El mundo salvaje de Batwoman”, 1966). Pero esto es otra historia que paso a contar.



El azar ha hecho que Ed Wood sea el cineasta de serie Z más célebre en Occidente, pero no es justo, Y tampoco es justo que encima le exijamos que todo lo hiciera mal. La especialidad de Warren fue algo que, de otra manera, los turcos elevarían a la categoría de género, que es la recreación fílmica a partir de un material ya confeccionado. Lo que se llamaría en el arte contemporáneo “apropiacionismo” y “objeto encontrado modificado”. Sin duda alguna Jerry Warren merece un especial propio, pero hoy me voy a limitar a su relación con Batman.
Jerry Warren trabajó duro toda su vida para ser el peor, pero no tuvo suerte y jamás estuvo en el lugar adecuado en el momento justo. Jerry Warren fue un esforzado autor integral de cine Z. Y mantengo lo de “autor” porque a pocas personas más se les puede dar este apelativo, ya que Warren no sólo escribía y dirigía sus películas, sino que además las fotografiaba, componía la música y finalmente las producía. No era cuestión que con tanto esfuerzo al final se lo llevase otro.

Warren, siempre atento al espíritu de los tiempos, pensó que él podía rentabilizar el éxito de aquella serie televisiva sobre un héroe enmascarado que había captado la atención de una gran masa de jóvenes. Y decidió hacer su propia versión. Y él sabía que algo que no podía fallar para atraer a los jóvenes a los cines (en aquella época eran los chicos los que pagaban) era poner chicas guapas en bikini. Y cambió a Batman por una Batwoman muy especial. Decidió darle el papel protagonista a Katherine Victor, una actriz que ya era habitual en sus producciones, que accedió (no estaba muy convencida de volver a colaborar) porque él le prometió unas condiciones que naturalmente no se cumplieron. Entre otras cosas le dijo que la película sería en color y que tendría un “batbarco”, y finalmente el largometraje de 70 minutos tuvo un presupuesto muy por debajo de cualquiera de los episodios televisivos de media hora…

El bat-tatuaje.
Katherine Victor, la protagonista, fue una persona con una vida muy interesante, ya que tuvo dos carreras muy diferentes. Primero como actriz en películas de bajo presupuesto, y, finalmente, coordinadora de continuidad… ¡de dibujos animados! Y en este sentido creo que esta película le presagió de alguna manera su futuro, porque The Wild World of Batwoman, es básicamente un largometraje de dibujos animados rodado con imágenes reales. Y también sirvió a la película, ya que ella misma diseñó la estética de su personaje. Incluso creó una plantilla que usaría como “bat-tatuaje” en su pecho, pintándola con un delineador de ojos.

Si siempre se ha bromeado sobre el tufillo homoerótico de Batman, pues en este caso todo se acentúa. Ya que se trata de una dominátrix que nunca muestra interés algunos por los hombres, que dirige una comuna femenina de partido único, en la que es cierto que hace consultas, pero son aceptadas por aclamación popular.
Nota: La mayoría de las chicas fueron reclutadas de un club de “striptease” que la policía había cerrado unos días antes.
El argumento (más McGuffin que nunca) empieza a los quince minutos de comenzada la película, “dispositivo de escucha atómico”, aparato que según el malo con algunas modificaciones podría interceptar cualquier comunicación telefónica del mundo. El Gobierno de los Estados Unidos quiere destruirlo en un plazo de 30 días, y Rat Fink quiere que Batwoman lo robe antes. En la guarida es recibida, aparte de por unos secuaces de la escuela de los de Cruella de Ville, por un científico loco (con su cásico ayudante contrahecho y desquiciado) que entre otros inventos, tiene unas pastillitas de la risa que quitan todas las preocupaciones y dan ganas de bailar. ¿Ciencia ficción? 
Haciendo un pequeño paréntesis quiero anotar que el científico loco de esta película es una mezcla entre el científico suizo Auguste Piccard (el inventor, entre otras cosas, del batiscafo) y el Profesor Tornasol (Tryphon Tournesol). E incluso, aún diría más, casi es un Miguel Marías “avant la lettre”.
Nota para los lectores de fuera de España: Miguel Marías es un crítico de cine y conocido miembro de una familia de intelectuales españoles

Auguste Piccard, el Profesor Tornasol, Octavius Neon y Miguel Marías.

Posteriormente uno de los malos de segunda fila se disculpa al secuestrar a una de las chicas, de la que está enamorado, diciendo que bueno, que ese es su trabajo y que tiene que ganarse la vida de alguna manera.

Por otro lado el Presidente de “Ayjax” le confiesa al Vicepresidente que el plazo para destruir el dispositivo ya se ha terminado (eran 15 días y no 30). Además le informa que Batwoman le ha avisado de que pretenden robarlo. El Vicepresidente decide pedir ayuda a la heroína enmascarada. Acude a su chalet y la pilla tocando el órgano (musical) a sus pupilas, que escuchan extasiadas. La explicación de éste a Batwoman es tan confusa que debería figurar en cualquier curso de guionistas. La idea es: Vicepresidente: “Queremos que nos ayudes”. Batwoman: “No admiro mucho a quienes quieren escuchar conversaciones ajenas.” Vicepresidente: “No. Con el aparato no queremos escuchar a nadie. Pero si se le añade un poco de cobalto… ¡Bum! Salta por los aires. Así que podemos hacer una gran contribución a la sociedad.” Batwoman: “Lo hablaré con mis chicas.” (Durante la conversación vemos a dos de sus chicas jugando con una herradura de caballo. Ellas son las que decidirán la seguridad del mundo.)

Finalmente el robo del aparato se produce. Los malos van disfrazados con unas barbas y bigotes que no se veían desde las películas de Mack Sennet y Chaplin.
Batwoman reconoce que no puede volver a volver a la guarida del malo, porque como era de noche ya no recuerda dónde era. Y esta confesión sucede en una de las escenas más desopilantes de la película, en la que “Batwoman”, que también es médium, dirige una sesión espiritista en la que trata de ponerse en contacto con un ser del “más allá”, y es interrumpida constantemente por un chino en una interferencia paranormal (el actor que pone la voz al supuesto chino es un norteamericano con la habilidad de imitación propia de un niño de cuatro años).


Por último nos enteramos que Rat Fink no sólo ha querido robar el “cotilla atómico”, sino que además quiere secuestrar a todas las “batichicas” para cruzarlas con unos monstruos horribles que ha creado el Profesor Octavius Neon.
Nota: Los planos en los que aparecen los monstruos han sido sacados directamente de la película “The Mole People”, en la que casualmente aparecía como actor secundario Alan Napier, el que sería Alfred en la versión televisiva de “Batman”.
Extraer fragmento de otras películas era un hecho habitual del sello Warren. De hecho en esta misma se dice que es posible que haya insertado también fragmentos de una película sueca y de alguna otra, como la “La Momia Azteca”, pero esto último no lo he podido verificar.
Tras otra escena absurda en la que el malo atrapado se multiplica en decenas de versiones clónicas de si mismo, y Batwoman lo neutraliza con su arma multifunción, nos enteramos que se trata del mismo Presidente de la compañía, que reconoce que lo ha montado todo porque su afición inconfesable es… escuchar las conversaciones ajenas por teléfono.


DC Comics interpuso una demanda por infringir derecho de copyright con el nombre de su personaje. Pero el juez al ver de qué se trataba falló a favor de … Warren. Aun así no quiso incidir en la polémica, no sabemos si hizo un pacto o tuvo alguna amenaza, pero lo cierto es que añadió un prólogo nuevo y le cambió el título. Ahora pasaría a llamarse: She Was a Hippy Vampire. En cualquier caso lo cierto es que Warren no volvería a dirigir ninguna película hasta 1981, quince años después.







En la próxima entrada seguiré explorando el lado femenino del murciélago. ¿Conocen otras “Batwomen” ilegítimas?

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